PREGUNTA 9
¿Por qué pasan cosas malas?
“Los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos.”
(Eclesiastés 9:11)
“Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”
(Romanos 5:12)
“El Hijo de Dios fue manifestado [...] para desbaratar las obras del Diablo.”
(1 Juan 3:8)
(1 Juan 5:19)
g04 22/3 págs. 12-14
Por qué permite Dios el mal
Entonces, ¿de dónde procede el mal? Recuerda que Dios tiene opositores, principalmente “el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada” (Revelación 12:9). El Creador colocó a nuestros primeros padres, Adán y Eva, en un mundo libre de problemas, pero Satanás convenció a Eva de que le iría mejor si no se sometía a las normas divinas (Génesis 3:1-5). Lamentablemente, ella creyó las mentiras del Diablo y desobedeció a Dios. Adán se sumó a la rebelión de su esposa. ¿Cuáles fueron las consecuencias? “La muerte se extendió a todos los hombres”, dice la Biblia (Romanos 5:12).
En lugar de reprimir de inmediato aquella rebelión aniquilando a Satanás y sus seguidores, Dios consideró oportuno dejar pasar un tiempo. ¿Qué se lograría con ello? Demostrar que el Diablo es un mentiroso y reunir pruebas de que independizarse de Dios solo conduce a la perdición. ¿Y no es eso precisamente lo que ha sucedido? “El mundo entero yace en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19.) Además, “el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo” (Eclesiastés 8:9). Las religiones del mundo son una maraña de doctrinas contradictorias. Las normas morales son más bajas que nunca. Los gobiernos humanos han probado todo tipo imaginable de gobernación. Firman tratados y adoptan leyes, pero el pueblo sigue sin ver satisfechas sus necesidades. Por si fuera poco, las guerras agravan el sufrimiento.
Es obvio que necesitamos la intervención de Dios para que termine la maldad. Pero él actuará solo cuando lo vea conveniente. Mientras tanto, tenemos el privilegio de apoyar la gobernación de Dios obedeciendo las leyes y principios que aparecen en la Biblia. Y cuando suceden cosas malas, podemos consolarnos con la esperanza segura de vivir pronto en un mundo sin problemas.