BEZALEL
(Bajo la Sombra [el Cobijo] de Dios).

El principal ayudante de Bezalel fue Oholiab (Éx 31:6), y también muchos otros “de corazón sabio” trabajaron con ellos, aunque la responsabilidad de dirigir el trabajo complicado recayó sobre Bezalel. (Éx 35:10-19, 25, 26, 34; 36:1, 2.) Este hecho lo muestra el uso alternativo del singular y el plural al referirse, respectivamente, al trabajo de Bezalel y al de sus ayudantes. (Éx 36–39.) La gran diversidad de habilidades que tenía Bezalel, lleno como estaba “del espíritu de Dios” (Éx 35:31), le permitió supervisar la confección de telas para tienda y su bordado, los corchetes de oro y plata, las cubiertas exteriores de pieles, los armazones en forma de marcos revestidos de oro, la pantalla interior (Éx 36); el arca del pacto revestida y sus querubines, la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro y el altar del incienso, el aceite de la unción y el incienso (Éx 37); el altar de la ofrenda quemada, la palangana de cobre y su base, el patio (Éx 38); el efod y el pectoral engastado con piedras preciosas, así como trajes talares de sacerdote (Éx 39). Cuando Salomón ascendió al trono, cuatrocientos setenta y cinco años más tarde, todavía se usaban la tienda del tabernáculo, el arca del pacto y el altar de cobre. (2Cr 1:1-6.)
2. Uno de los hijos de Pahat-moab que despidieron a sus esposas extranjeras e hijos a instancias de Esdras. (Esd 10:30, 44.)
INFORMACIÓN ADICIONAL
*** w13 15/12 págs. 14-15 párrs. 12-18 ¿Haremos sacrificios por el Reino? ***
12 Nuestras energías y habilidades. Jehová nos apoya cuando utilizamos nuestras energías y habilidades a favor del Reino. Él ha prometido que nos fortalecerá si nos sentimos sin fuerzas (Is. 40:29-31). ¿Y si creemos que no estamos capacitados, que otros están mucho mejor preparados? Recordemos que Jehová puede potenciar nuestras habilidades, tal como hizo con Bezalel y Oholiab (Éx. 31:1-6; vea la ilustración del principio).
13 Nuestro Dios nos anima a dar lo mejor de nosotros, sin retener nada (Prov. 3:27). Durante la reconstrucción del templo, Jehová les dijo a los judíos de Jerusalén que “[pusieran] su corazón en sus caminos”, es decir, que meditaran en lo que estaban haciendo a favor de aquella obra (Ageo 1:2-5). Ellos se habían dejado distraer y habían perdido de vista lo que era más importante. A nosotros también nos conviene preguntarnos: “¿Gira mi vida en torno a hacer la voluntad de Jehová? ¿Podría poner mi corazón en mis caminos, por así decirlo, para apoyar más de lleno la obra del Reino en estos últimos días?”.
SACRIFICIOS SEGÚN NUESTRAS POSIBILIDADES
14 Muchos hermanos viven en países donde los problemas y la pobreza están a la orden del día, y nuestra organización se esfuerza por ayudarlos (2 Cor. 8:14). Con todo, incluso estos hermanos valoran el privilegio de hacer donaciones. ¡Cuánto le agrada a Jehová que su corazón los impulse a dar de lo poco que tienen! (2 Cor. 9:7.)
15 En cierto país africano muy pobre, algunos hermanos separan una pequeña sección de su huerto y usan el dinero que sacan de ella para apoyar la obra del Reino. En ese mismo país se necesitaba un nuevo Salón del Reino. Los hermanos querían participar en su construcción, pero esta se programó para la época de la siembra. ¿Los detuvo esto? Para nada. Iban a trabajar al salón durante el día, y por la noche sembraban sus cultivos. ¡Qué espíritu de sacrificio! Nos recuerdan a los hermanos del primer siglo que vivían en Macedonia. Aunque estaban sumidos en una “profunda pobreza”, rogaron que los dejaran ayudar a sus hermanos necesitados (2 Cor. 8:1-4). De igual modo, que cada uno de nosotros dé “en proporción con la bendición de Jehová” que ha recibido, es decir, con lo poco o mucho que tenga (lea Deuteronomio 16:17).
16 Pero hay algo que debemos recordar. Igual que los israelitas, tenemos que asegurarnos de que nuestros sacrificios voluntarios agraden a Jehová. Debemos mantener el equilibrio para no descuidar nuestras principales obligaciones, es decir, el cuidado de nuestra familia y nuestra adoración a Dios. Dedicar tiempo y recursos a ayudar a otras personas nunca debería llevarnos a desatender las necesidades espirituales o físicas de nuestra familia. Si lo hiciéramos, en realidad estaríamos dando de lo que no tenemos (lea 2 Corintios 8:12). Tampoco debemos descuidar nuestra propia espiritualidad (1 Cor. 9:26, 27). Ahora bien, si vivimos según los principios bíblicos, todo sacrificio que hagamos nos producirá gran alegría y satisfacción, y será “especialmente acepto” a los ojos de Jehová.
SACRIFICIOS DE GRAN VALOR
17 Por todo el mundo hay hermanos y hermanas que trabajan abnegadamente a favor del Reino; podría decirse que se derraman “como libación” (Filip. 2:17). ¡Cuánto los valoramos por ello! ¿Y qué decir de las esposas y los hijos de los hermanos que supervisan las actividades del Reino? Agradecemos profundamente su generosidad y los sacrificios que hacen.
18 Hay mucho trabajo que hacer en la obra del Reino. Oremos a Jehová y pensemos en maneras de hacer más. Podemos estar seguros de que recibiremos grandes recompensas ahora y mayores todavía “en el sistema de cosas venidero” (Mar. 10:28-30).