ESTUDIO DE LA ATALAYA (Sem. del 24 a 30 de Oct.)
¿Cómo fortalece y anima Dios a sus siervos? ¿Cómo podemos imitarlo?
“No se dejen caer tus manos” (SOF. 3:16).
CANCIONES 81 Y 32
¿CUÁL SERÍA SU RESPUESTA?
¿Cómo fortaleció Jehová las manos de Moisés, Asá y Nehemías?
¿Cómo nos fortalece Jehová las manos hoy?
¿Qué cosas prácticas podemos hacer para fortalecer las manos de nuestros hermanos?
1, 2. a) ¿Qué problemas tenemos muchos de nosotros hoy, y con qué resultados? b) ¿Qué seguridad nos da Isaías 41:10, 13?
RESPUESTA a): Vivimos en el mundo de Satanás. En estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, a veces nos sentimos abrumados por las presiones de la vida. Las preocupaciones pueden ser tan fuertes que nos sintamos desanimados y agobiados. Quizás estemos muy tristes porque se nos murió un ser querido. Tal vez estemos muy enfermos o sufrimos persecución. O puede que estemos luchando por darle a nuestra familia las cosas necesarias porque la economía está muy mal. Con el tiempo, la tensión emocional puede quitarnos las fuerzas y el gozo.
RESPUESTA b): Isaías 41:10 nos dice: "No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia". Las palabras de Isaías brindan mucho consuelo a quienes adoran a Jehová. Tenemos presiones pero no tenemos que afrontarlas solos. Jehová está dispuesto a tomarnos de la mano y llevarnos en la dirección correcta y nos ayudará cuando lo necesitemos. Él desea que sepamos que está junto a nosotros, como si caminara a nuestro lado, siempre listo para sostenernos.
UNA precursora regular que está casada con un anciano dice: “Aunque me mantengo ocupada en las actividades espirituales, llevo muchos años luchando contra la ansiedad. Por su culpa, no puedo dormir bien, tengo problemas de salud y no siempre trato bien a los demás. A veces, me dan ganas de darme por vencida y meterme en un agujero”.
2 ¿Comprende cómo se siente esta hermana? Lamentablemente, vivir en el mundo malvado de Satanás nos causa mucha presión, y por ello podríamos tener ansiedad y sentirnos agobiados. El efecto en nosotros puede ser como el del ancla en un barco, que no le permite avanzar (Prov. 12:25). ¿Qué cosas concretas hacen que nos sintamos así? Puede ser que estemos tratando de superar la muerte de un ser querido o una grave enfermedad, que luchemos por sacar adelante a la familia en estos tiempos de crisis o que nos enfrentemos a oposición. Como consecuencia, sufrimos angustia emocional, que con el tiempo puede agotarnos e incluso robarnos la alegría. Pero podemos tener la seguridad de que Dios está dispuesto a echarnos una mano (lea Isaías 41:10, 13).
LENGUAJE SENCILLO: CIERTA hermana es precursora regular y está casada con un anciano. Ella dice: “Aunque me mantengo ocupada en las actividades espirituales, llevo muchos años luchando contra la ansiedad. Por su culpa, no puedo dormir bien, tengo problemas de salud y no siempre trato bien a los demás. A veces, me dan ganas de darme por vencida”.
2 ¿Podemos entender cómo se siente esta hermana? Por desgracia, vivimos en el mundo de Satanás. Por eso estamos bajo mucha presión. Las preocupaciones pueden hacer que nos sintamos desanimados y agobiados, como si fuéramos un barco con un ancla que no lo deja moverse (Proverbios 12:25). ¿Qué cosas pueden hacer que sintamos ansiedad? Quizás estemos muy tristes porque se nos murió un ser querido. Tal vez estemos muy enfermos o sufrimos persecución. O puede que estemos luchando por darle a nuestra familia las cosas necesarias porque la economía está muy mal. Con el tiempo, la tensión emocional puede quitarnos las fuerzas y el gozo. Pero la Palabra de Dios nos da la confianza de que Jehová está listo para darnos la mano y ayudarnos (leaIsaías 41:10, 13).
(Proverbios 12:25) 25 La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija.
(Isaías 41:10) 10 No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia’.
(Isaías 41:13) 13 Porque yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra, Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré’.
3, 4. a) ¿Cómo utiliza la Biblia la palabra manos? b) ¿Por qué razones podríamos dejar caer las manos?
RESPUESTA a): Cuando la Biblia dice que a una persona le fortalecen las manos, puede referirse a que esa persona recibe ánimo y fuerzas, y que está lista para hacer algo. Implica que ve el futuro con optimismo y esperanza. La Biblia también usa la expresión dejar caer las manos, esto se refiere a que una persona está desanimada o ha perdido la esperanza.
RESPUESTA b): Si tenemos algún problema fuerte, nos sentimos estresados o muy cansados, o quizás sintamos que nuestra amistad con Jehová ya no es tan fuerte como antes, situaciones como estas puede hacer que dejemos caer las manos.
3 La Biblia suele utilizar algunos miembros del cuerpo para ilustrar diferentes características o acciones. Por ejemplo, la mano se menciona cientos de veces. La expresión fortalecer la mano o las manos puede significar dar ánimo, fortaleza o fuerzas para actuar (1 Sam. 23:16; Esd. 1:6). Implica ayudar a ver el futuro con optimismo y esperanza.
4 También usa a veces la expresión dejar caer las manos. Indica que alguien está desanimado, decepcionado o sin esperanza (2 Crón. 15:7; Heb. 12:12). Lo normal es que la persona que se siente así se dé por vencida. Si tenemos algún problema que nos causa estrés o que nos hace sentirnos agotados en sentido físico, emocional o incluso espiritual, ¿dónde podemos hallar el ánimo que necesitamos? ¿Qué nos motivará y fortalecerá para aguantar con gozo?
LENGUAJE SENCILLO: 3 Muchas veces, la Biblia usa algunas partes del cuerpo para describir las cualidades o las acciones de una persona. Por ejemplo, habla de las manos cientos de veces. Cuando la Biblia dice que a una persona le fortalecen las manos, puede referirse a que esa persona recibe ánimo y fuerzas, y que está lista para hacer algo (1 Samuel 23:16; Esdras 1:6). También puede referirse a que la persona tiene una actitud positiva y una esperanza para el futuro.
4 Otras veces, la Biblia dice que una persona deja caer las manos. Esto se refiere a que esa persona está desanimada o ha perdido la esperanza (2 Crónicas 15:7; Hebreos 12:12). Si nos sentimos estresados o muy cansados, o sentimos que nuestra amistad con Jehová ya no es tan fuerte como antes, eso puede hacer que dejemos caer las manos. ¿Qué puede darnos ánimo y fuerzas para aguantar y mantener el gozo?
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(1 Samuel 23:16) 16 Jonatán hijo de Saúl ahora se levantó y fue a David, a Hores, para fortalecerle la mano respecto a Dios.
(Esdras 1:6) 6 En cuanto a todos los que estaban alrededor de ellos, ellos les fortalecieron las manos con utensilios de plata, con oro, con bienes y con animales domésticos y con cosas selectas, además de todo aquello que se ofreció voluntariamente.
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(2 Crónicas 15:7) 7 Y ustedes, sean animosos y no dejen caer las manos, porque existe un galardón para su actividad”.
(Hebreos 12:12) 12 Por lo tanto, enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas,
“LA MANO DE JEHOVÁ NO SE HA ACORTADO”
5. a) ¿Qué podría ocurrirnos cuando tenemos problemas, pero qué debemos recordar? b) ¿Qué vamos a analizar?
RESPUESTA a): Podríamos dejar caer las manos, pero no debemos asustarnos ni desanimarnos. Recordemos que Jehová es nuestro Padre y nos ama muchísimo. Él quiere que dejemos nuestras preocupaciones en sus manos, es decir, que arrojemos sobre Él nuestras inquietudes.
RESPUESTA b): En este artículo veremos tres buenos ejemplos de la Biblia. Aprenderemos que Jehová quiere y puede fortalecer a sus siervos para que hagan lo que él desea aunque tengan problemas serios. También veremos cómo estos ejemplos nos dan fuerzas.
5 (Lea Sofonías 3:16, 17). En lugar de dejar caer las manos, es decir, ceder al miedo y al desánimo, aceptemos la invitación que nos hace nuestro cariñoso Padre, Jehová, de arrojar sobre él todas nuestras inquietudes (1 Ped. 5:7). Podemos tomarnos muy en serio lo que Dios les dijo a los israelitas, que su poderosa mano no se había acortado, de modo que no pudiera salvar a sus siervos leales (Is. 59:1). Analicemos tres ejemplos sobresalientes de la Biblia que demuestran que Jehová quiere y puede dar a su pueblo las fuerzas necesarias para hacer su voluntad cuando las dificultades parecen insuperables, y veamos cómo nos animan.
LENGUAJE SENCILLO: 5 (Lea Sofonías 3:16, 17). Cuando tenemos problemas, no debemos asustarnos ni desanimarnos. Esto sería como si dejáramos caer las manos. Recordemos que Jehová es nuestro Padre y nos ama muchísimo. Él quiere que dejemos nuestras preocupaciones en sus manos (1 Pedro 5:7). Y nos cuida tal como cuidó a los israelitas. La Biblia dice: “La mano de Jehová no se ha acortado demasiado, de modo que no pueda salvar”. Esto significa que él siempre está listo para salvar a sus siervos leales (Isaías 59:1). En este artículo veremos tres buenos ejemplos de la Biblia. Aprenderemos que Jehová quiere y puede fortalecer a sus siervos para que hagan lo que él desea aunque tengan problemas serios. También veremos cómo estos ejemplos nos dan fuerzas a nosotros.
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(Sofonías 3:16-17) 16 En aquel día se dirá a Jerusalén: “No temas, oh Sión. No se dejen caer tus manos. 17 Jehová tu Dios está en medio de ti. Como Poderoso, salvará. Se alborozará sobre ti con regocijo. Se hará silencioso en su amor. Estará gozoso acerca de ti con gritos felices.
(1 Pedro 5:7) 7 a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes.
(Isaías 59:1) 59 ¡Miren! La mano de Jehová no se ha acortado demasiado, de modo que no pueda salvar, ni se ha hecho su oído demasiado pesado, de modo que no pueda oír.
6, 7. ¿Qué importantes lecciones podemos aprender de la victoria de Israel sobre los amalequitas?
RESPUESTA: Aprendemos que así como los israelitas consiguieron la victoria gracias a la poderosa mano de Jehová, nosotros también podemos lograrlo. Notemos que Moisés sabía que solo Jehová podía ayudarlos, por eso levantó la vara del Dios verdadero a los cielos como muestra de fe. Mientras Moisés tenía las manos levantadas, Jehová les daba a los israelitas el poder para vencer a sus enemigos. Pero cuando Moisés se cansaba y empezaba a bajar las manos, los enemigos ganaban. Está claro que Jehová no derrotó milagrosamente a los amalequitas. Más bien, Jehová también esperaba que Moisés y los demás israelitas se mostraran fuertes. Aarón y Hur fortalecieron las manos de Moisés. Nosotros también podemos buscar maneras de fortalecer y ayudar a otros.
6 Poco después de su milagrosa liberación de la esclavitud en Egipto, Israel sufrió el ataque de Amaleq. Josué siguió las instrucciones de Moisés y con valor dirigió al pueblo en la batalla. Mientras tanto, Moisés fue con Aarón y Hur a la ladera de una colina cercana, desde donde podían ver el campo de batalla. ¿Huían porque tenían miedo? Por supuesto que no.
7 Moisés puso en marcha un plan que resultó crucial para la victoria. Levantó al cielo las manos y la vara del Dios verdadero. Mientras estaba en esta posición, Jehová ayudaba a su pueblo y este superaba a los amalequitas. Pero, cuando a Moisés le pesaban los brazos y los dejaba caer, Amaleq empezaba a dominar la batalla. Aarón y Hur actuaron con rapidez: “Tomaron una piedra y se la pusieron debajo, y él se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de este lado y el otro de aquel lado, de modo que sus manos se mantuvieron firmes hasta que se puso el sol”. Los israelitas ganaron la batalla gracias a la poderosa mano de Dios (Éx. 17:8-13).
LENGUAJE SENCILLO: 6 Poco después de que los israelitas fueron liberados de Egipto, sufrieron el ataque de unos enemigos llamados amalequitas. Moisés le dijo a un hombre valiente llamado Josué que guiara a los israelitas en la batalla. Luego, Moisés subió a una colina cercana con su hermano Aarón y otro hombre llamado Hur. Desde allí podían ver el campo de batalla. ¿Estaban huyendo porque tenían miedo? Por supuesto que no.
7 En realidad, Moisés tenía un plan para que los israelitas vencieran a los amalequitas. Agarró la vara del Dios verdadero con sus manos y las levantó hacia los cielos. Mientras Moisés tenía las manos arriba, Jehová les daba a los israelitas el poder para vencer a sus enemigos. Pero cuando Moisés se cansaba y empezaba a bajar las manos, los enemigos ganaban. Así que Aarón y Hur ayudaron rápido a Moisés. La Biblia dice: “Tomaron una piedra y se la pusieron debajo, y él se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de este lado y el otro de aquel lado, de modo que sus manos se mantuvieron firmes hasta que se puso el sol”. Al final, los israelitas consiguieron la victoria gracias a la poderosa mano de Dios (Éxodo 17:8-13).
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(Éxodo 17:8-13) 8 Y los amalequitas procedieron a venir y a pelear contra Israel en Refidim. 9 Ante esto, Moisés dijo a Josué: “Escógenos hombres y sal tú, pelea contra los amalequitas. Mañana voy a apostarme sobre la cima de la colina, con la vara del Dios [verdadero] en la mano”. 10 Entonces hizo Josué tal como le había dicho Moisés, a fin de pelear contra los amalequitas; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de la colina. 11 Y ocurría que tan pronto como Moisés alzaba la mano, los israelitas resultaban superiores; pero tan pronto como dejaba bajar la mano, los amalequitas resultaban superiores. 12 Cuando las manos de Moisés se hicieron pesadas, entonces tomaron una piedra y se la pusieron debajo, y él se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de este lado y el otro de aquel lado, de modo que sus manos se mantuvieron firmes hasta que se puso el sol. 13 Por lo tanto Josué venció a Amaleq y su pueblo a filo de espada.
8. a) ¿Qué hizo Asá cuando los etíopes amenazaron a Judá? b) ¿Cómo podemos imitar a Asá?
RESPUESTA a): El rey Asá de inmediato le pidió ayuda a Jehová. Cualquier militar habría dicho que era imposible ganarle al ejército etíope. Pero la Biblia dice que “para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:26). Dios usó su gran poder y “derrotó a los etíopes delante de Asá”. Y este rey le sirvió de todo corazón a Jehová durante toda su vida (2 Crónicas 14:8-13; 1 Reyes 15:14).
RESPUESTA b): (personal)
8 Jehová también demostró que su mano no se había acortado en los días del rey Asá. En la Biblia se dice que el pueblo de Dios peleó muchas batallas. Pero el mayor ejército al que tuvo que enfrentarse fue el de Zérah el etíope. Tenía un millón de soldados experimentados, casi el doble que el de Judá. Lo más lógico es que Asá hubiera cedido a la ansiedad y al miedo, y se hubiera rendido. Pero no dejó caer las manos. Enseguida pidió ayuda a Jehová. Militarmente parecía imposible vencer a los etíopes; pero “para Dios todas las cosas son posibles” (Mat. 19:26). Con su inmenso poder, Jehová “derrotó a los etíopes delante de Asá”, cuyo corazón “resultó completo para con Jehová todos sus días” (2 Crón. 14:8-13; 1 Rey. 15:14).
LENGUAJE SENCILLO: 8 Jehová también estuvo listo para usar su mano poderosa y ayudar a su pueblo en los días del rey Asá. Este rey tendría que pelear contra Zérah el etíope, que tenía uno de los mayores ejércitos que menciona la Biblia. Su ejército tenía un millón de soldados con experiencia, casi el doble que el ejército de Asá. ¿Qué hizo Asá? ¿Se sintió preocupado, desanimado o asustado? ¿Dejó caer las manos? No. De inmediato le pidió ayuda a Jehová. Cualquier militar habría dicho que era imposible ganarle al ejército etíope. Pero la Biblia dice que “para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:26). Dios usó su gran poder y “derrotó a los etíopes delante de Asá”. Y este rey le sirvió de todo corazón a Jehová durante toda su vida (2 Crónicas 14:8-13; 1 Reyes 15:14).
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(Mateo 19:26) 26 Mirándolos al rostro, Jesús les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todas las cosas son posibles”.
(2 Crónicas 14:8-13) 8 Y Asá llegó a tener una fuerza militar que llevaba el escudo grande y la lanza, trescientos mil de Judá. Y de Benjamín los que llevaban el broquel y doblaban el arco eran doscientos ochenta mil. Todos estos eran hombres valientes, poderosos. 9 Más tarde Zérah el etíope salió contra ellos con una fuerza militar de un millón de hombres y trescientos carros, y vino hasta Maresah. 10 Entonces Asá salió contra él, y se dispusieron en orden de batalla en el valle de Zefata junto a Maresah. 11 Y Asá empezó a clamar a Jehová su Dios y a decir: “Oh Jehová, en cuanto a ayudar, para ti no importa si hay muchos o [los de] ningún poder. Ayúdanos, oh Jehová nuestro Dios, porque de veras nos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios. No permitas que el hombre mortal retenga fuerza contra ti”. 12 Ante aquello, Jehová derrotó a los etíopes delante de Asá y delante de Judá, y los etíopes se dieron a la fuga. 13 Y Asá y la gente que con él estaba siguieron persiguiéndolos hasta Guerar, y los de los etíopes continuaron cayendo hasta que no hubo ninguno de ellos vivo; porque fueron hechos pedazos delante de Jehová y delante de su campamento. Después ellos se llevaron una grandísima cantidad de despojo.
(1 Reyes 15:14) 14 Y los lugares altos no los quitó. No obstante, el corazón mismo de Asá resultó completo para con Jehová todos sus días.
9. a) ¿Qué situación no le impidió a Nehemías reconstruir las murallas de Jerusalén? b) ¿Qué respuesta dio Jehová a la oración de Nehemías?
RESPUESTA a): Cuando él fue a Jerusalén, se encontró con que los enemigos de otros países estaban amenazando a los judíos para que no siguieran construyendo las murallas de Jerusalén. La ciudad estaba sin protección, y los judíos estaban desanimados.
RESPUESTA b): Usando su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer a los judíos (Nehemías 1:10; 2:17-20; 6:9).
9 Imaginemos lo que sintió Nehemías cuando fue a Jerusalén. La ciudad estaba prácticamente indefensa, y los judíos se sentían muy desanimados. Más tarde, las amenazas de los opositores extranjeros hicieron que los judíos dejaran de reconstruir las murallas de Jerusalén. ¿Se desanimó también Nehemías y dejó caer las manos? No. Igual que Moisés, Asá y otros siervos fieles de Jehová, ya tenía la costumbre de acudir a su Dios cuando se enfrentaba a dificultades. Y esta vez hizo lo mismo. A los judíos, los obstáculos que tenían delante podían parecerles insuperables. Pero Jehová respondió a la sincera súplica de Nehemías y utilizó su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer las manos de su pueblo (lea Nehemías 1:10;2:17-20; 6:9). ¿Cree usted que Jehová utiliza hoy su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer a sus siervos?
LENGUAJE SENCILLO: 9 Ahora veamos el ejemplo de Nehemías. Cuando él fue a Jerusalén, se encontró con que los enemigos de otros países estaban amenazando a los judíos para que no siguieran construyendo las murallas de Jerusalén. La ciudad estaba sin protección, y los judíos estaban desanimados. ¿Cómo se sintió Nehemías? ¿Se desanimó y dejó caer las manos? No. Él tenía la costumbre de pedirle ayuda a Jehová, como hicieron Moisés, Asá y otros siervos fieles de Dios. En esta situación, Nehemías también buscó la ayuda de Dios. Él le oró, y Jehová le respondió. ¿Cómo? Usando su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer a los judíos (lea Nehemías 1:10; 2:17-20; 6:9). ¿Creemos que Jehová también usa hoy su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecernos?
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(Nehemías 1:10) 10 Y ellos son tus siervos y tu pueblo, a quienes redimiste con tu gran poder y con tu mano fuerte.
(Nehemías 2:17-20) 17 Finalmente les dije: “Ustedes están viendo la mala situación en que estamos, cómo Jerusalén está devastada y sus puertas han sido quemadas con fuego. Vengan y reedifiquemos el muro de Jerusalén, para que ya no continuemos siendo un oprobio”. 18 Y pasé a informarles acerca de la mano de mi Dios, cómo era buena sobre mí, y también de las palabras del rey, que él me había dicho. Ante esto, dijeron: “Levantémonos, y tenemos que edificar”. De manera que fortalecieron sus manos para la buena obra. 19 Ahora bien, cuando Sanbalat el horonita y Tobías el siervo, el ammonita, y Guésem el árabe oyeron de ello, empezaron a escarnecernos y a mirarnos con desprecio y a decir: “¿Qué es esta cosa que ustedes están haciendo? ¿Contra el rey se están rebelando?”. 20 No obstante, yo les respondí y les dije: “El Dios de los cielos es Quien nos otorgará éxito, y nosotros mismos, los siervos de él, nos levantaremos, y tenemos que edificar; pero ustedes mismos no tienen participación, ni justa pretensión, ni memoria en Jerusalén”.
(Nehemías 6:9) 9 Porque todos ellos trataban de infundirnos miedo, pues decían: “Dejarán caer sus manos de la obra, de manera que no se hará”. Pero ahora, fortalece mis manos.
JEHOVÁ FORTALECERÁ NUESTRAS MANOS
10, 11. a) ¿Qué utiliza Satanás para que dejemos caer las manos? b) ¿Por qué medios nos da fuerzas Jehová? c) ¿Cómo le ha beneficiado a usted la instrucción bíblica?
RESPUESTA a): Mentiras y amenazas de gobiernos, líderes religiosos y apóstatas para detener nuestras actividades cristianas.
RESPUESTA b): Jehová nos fortalece con su espíritu santo (1 Crónicas 29:12). Si queremos luchar contra Satanás y su mundo, es muy importante que le pidamos espíritu santo a Dios (Salmo 18:39; 1 Corintios 10:13). Jehová también nos fortalece con su Palabra, y lo agradecemos mucho. Además, pensemos en todo lo que aprendemos cada mes en nuestras publicaciones. Y recordemos lo que dice Zacarías 8:9, 13. Estas palabras se dijeron mientras se reconstruía el templo de Jerusalén, pero todavía pueden darnos ánimo. Jehová también nos fortalece con las reuniones, las asambleas y las escuelas teocráticas. Lo que allí aprendemos nos ayuda a servirle con el motivo correcto, a ponernos metas y a atender nuestras responsabilidades cristianas (Salmo 119:32).
RESPUESTA c): (personal)
10 Podemos estar seguros de que Satanás nunca dejará caer las manos, nunca dejará de intentar detener la obra de los cristianos. Él quiere que aflojemos el paso en la predicación de las buenas nuevas del Reino. Para ello, utiliza las mentiras y las amenazas de los gobiernos, los líderes religiosos y los apóstatas. Sin embargo, Jehová puede y quiere darnos fuerzas mediante el espíritu santo (1 Crón. 29:12). Es crucial que le pidamos ese espíritu a fin de hacer frente a los ataques de Satanás y su mundo (Sal. 18:39; 1 Cor. 10:13). Además, agradezcamos contar con su Palabra, que es producto del espíritu santo. Pensemos también en el alimento espiritual basado en la Biblia que recibimos todos los meses. Las palabras de Zacarías 8:9, 13 (léalo), que se pronunciaron cuando se estaba reconstruyendo el templo, son muy apropiadas hoy.
11 La educación que recibimos en las reuniones, las asambleas y las escuelas bíblicas también nos hace más fuertes. Esa instrucción nos ayuda a tener la motivación apropiada, a ponernos metas espirituales y a cumplir con todas nuestras responsabilidades cristianas (Sal. 119:32). ¿Hacemos lo posible por conseguir la fuerza que nos puede dar esa educación bíblica?
LENGUAJE SENCILLO: 10 Podemos estar seguros de que Satanás nunca dejará caer las manos. Él seguirá atacándonos con mentiras y amenazas de gobiernos, líderes religiosos y apóstatas para detener nuestras actividades cristianas. ¿Y qué quiere conseguir? Que dejemos de predicar el mensaje del Reino. Pero Jehová puede y quiere ayudarnos. Él nos fortalece con su espíritu santo (1 Crónicas 29:12). Si queremos luchar contra Satanás y su mundo, es muy importante que le pidamos espíritu santo a Dios (Salmo 18:39; 1 Corintios 10:13). Jehová también nos fortalece con su Palabra, y lo agradecemos mucho. Además, pensemos en todo lo que aprendemos cada mes en nuestras publicaciones. Y recordemos lo que dice Zacarías 8:9, 13 (léalo). Estas palabras se dijeron mientras se reconstruía el templo de Jerusalén, pero todavía pueden darnos ánimo.
11 Jehová también nos fortalece con las reuniones, las asambleas y las escuelas teocráticas. Lo que allí aprendemos nos ayuda a servirle con el motivo correcto, a ponernos metas y a atender nuestras responsabilidades cristianas (Salmo 119:32). ¿Estamos deseosos de aprovechar las fuerzas que Jehová nos da cuando nos enseña?
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(1 Crónicas 29:12) 12 Las riquezas y la gloria las hay debido a ti, y tú lo estás dominando todo; y en tu mano hay poder y potencia, y en tu mano hay [facultad] para hacer grande y para dar fuerzas a todos.
(Salmos 18:39) 39 Y tú me ceñirás con energía vital para la guerra; harás que los que se levanten contra mí se desplomen debajo de mí.
(1 Corintios 10:13) 13 Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla.
(Zacarías 8:9) 9 “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Que sus manos sean fuertes, ustedes los que están oyendo en estos días estas palabras de la boca de los profetas, el día en que se colocó el fundamento de la casa de Jehová de los ejércitos, para que el templo sea edificado.
(Zacarías 8:13) 13 Y tiene que ocurrir que tal como ustedes llegaron a ser una invocación de mal entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así los salvaré, y tienen que llegar a ser una bendición. No tengan miedo. Sean fuertes sus manos.’
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(Salmos 119:32) 32 Correré por el mismísimo camino de tus mandamientos, porque haces que mi corazón tenga el espacio.
12. ¿Qué debemos hacer para mantenernos fuertes espiritualmente?
RESPUESTA: Jehová no hará un milagro para que desaparezcan nuestros problemas. Si queremos estar fuertes, tenemos que poner de nuestra parte. Debemos leer la Biblia todos los días, prepararnos para las reuniones y asistir todas las semanas, tener nuestro estudio personal y la adoración en familia, y pedirle ayuda a Jehová. No dejemos que nada nos haga desaprovechar lo que Jehová nos da para animarnos. Si al pensar en alguna de nuestras actividades cristianas sentimos que estamos dejando caer las manos, pidamos ayuda a Dios. Veremos cómo su espíritu nos fortalece y nos da el deseo y las fuerzas para hacer lo que él nos dice (Filipenses 2:13).
12 Jehová ayudó a su pueblo a vencer a los amalequitas y a los etíopes, y les dio fuerzas a Nehemías y a los demás judíos para terminar la reconstrucción de los muros. Dios también nos dará las fuerzas que necesitamos para cumplir con nuestra misión de predicar a pesar de la oposición, de la apatía o de nuestras inquietudes (1 Ped. 5:10). Pero no esperemos que Jehová haga un milagro para ayudarnos. Tenemos que poner de nuestra parte: leamos la Biblia todos los días, estudiemos la información que se analiza en las reuniones y asistamos a ellas todas las semanas, alimentemos nuestra mente y corazón con un estudio personal y en familia, y acudamos siempre a Jehová en oración. No permitamos que otras ocupaciones o metas nos impidan aprovecharnos al máximo de lo que Jehová usa para fortalecernos y animarnos. Si nos parece que hemos aflojado en alguno de estos campos, pidámosle ayuda a Dios. Entonces veremos que su espíritu hace que haya en nosotros “tanto el querer como el actuar” (Filip. 2:13). Ahora bien, ¿qué podemos hacer para fortalecer las manos de los demás?
LENGUAJE SENCILLO: 12 Como hemos visto, Jehová ayudó a sus siervos a vencer a los amalequitas y a los etíopes. Además, les dio fuerzas a Nehemías y a los judíos para reconstruir las murallas de Jerusalén. De manera parecida, Dios nos dará las fuerzas para seguir predicando a pesar de nuestras preocupaciones y de la oposición o la falta de interés de las personas (1 Pedro 5:10). Claro, Jehová no hará un milagro para que desaparezcan nuestros problemas. Si queremos estar fuertes, tenemos que poner de nuestra parte. ¿Qué debemos hacer? Leer la Biblia todos los días, prepararnos para las reuniones y asistir todas las semanas, tener nuestro estudio personal y la adoración en familia, y pedirle ayuda a Jehová. No dejemos que nada nos haga desaprovechar lo que Jehová nos da para animarnos. Si al pensar en alguna de nuestras actividades cristianas sentimos que estamos dejando caer las manos, pidamos ayuda a Dios. Veremos cómo su espíritu nos fortalece y nos da el deseo y las fuerzas para hacer lo que él nos dice (Filipenses 2:13). Ahora bien, ¿podemos fortalecer nosotros las manos de otras personas?
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(1 Pedro 5:10) 10 Pero, después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes; él los hará firmes, él los hará fuertes.
(Filipenses 2:13) 13 porque Dios es el que, por causa de [su] beneplácito, está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar.
FORTALEZCAMOS LAS MANOS CANSADAS
13, 14. a) ¿Qué le dio fuerzas a un hermano cuando se quedó viudo? b) ¿Cómo podemos fortalecer a los demás?
RESPUESTA a): Él dijo: “Aprendí que no podemos escoger nuestras pruebas, ni cuándo ocurrirán ni con qué frecuencia. Para mí, la oración y el estudio personal han sido como un chaleco salvavidas que me ha ayudado a mantenerme a flote. Además, el apoyo de mis hermanos espirituales me ha consolado mucho”. Y añadió: “Me he dado cuenta de lo importante que es cultivar una buena amistad con Jehová antes de que surjan las situaciones difíciles”.
RESPUESTA b): Por ejemplo, podemos fortalecer a los hermanos que sufren por la edad avanzada, los problemas de salud, la persecución de la familia, la soledad o la muerte de algún ser querido. También podemos fortalecer a los jóvenes, porque a menudo los presionan para hacer cosas malas o para que triunfen en este mundo (1 Tesalonicenses 3:1-3; 5:11, 14).
13 Jehová nos da una familia mundial de cristianos que nos animan y se preocupan por nosotros. El apóstol Pablo escribió: “Enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, y sigan haciendo sendas rectas para sus pies” (Heb. 12:12, 13). En el primer siglo, muchos cristianos recibieron de otros hermanos la fortaleza espiritual que necesitaban. Hoy ocurre algo parecido. Un hermano que se quedó viudo y pasó por otras experiencias dolorosas escribió: “Aprendí que no podemos escoger nuestras pruebas, ni cuándo ocurrirán ni con qué frecuencia. Para mí, la oración y el estudio personal han sido como un chaleco salvavidas que me ha ayudado a mantenerme a flote. Además, el apoyo de mis hermanos espirituales me ha consolado mucho. Sobre todo, me he dado cuenta de lo importante que es cultivar una buena amistad con Jehová antes de que surjan las situaciones difíciles”.
Todos los miembros de la congregación podemos apoyar a los demás. (Vea el párrafo 14).
14 Aarón y Hur sostuvieron las manos de Moisés durante la batalla. Nosotros también podemos buscar maneras de apoyar y ayudar a los demás. ¿A quiénes? A los que sufren por culpa de la edad avanzada, la mala salud, la oposición de familiares, la soledad o la pérdida de un ser querido. Podemos fortalecer asimismo a los jóvenes que tienen que soportar la presión de otros para que hagan cosas malas o para que traten de “triunfar” en este sistema de cosas, bien sea en el campo académico, el económico o el profesional (1 Tes. 3:1-3;5:11, 14). Busquemos maneras de mostrar interés sincero por los demás en el Salón del Reino, en la predicación, al compartir una comida o al hablar por teléfono.
LENGUAJE SENCILLO: 13 Jehová nos da millones de hermanos por todo el mundo que se interesan por nosotros y que pueden animarnos. El apóstol Pablo dijo: “Enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, y sigan haciendo sendas rectas para sus pies” (Hebreos 12:12, 13). Muchos de los primeros cristianos recibieron de sus hermanos este tipo de ayuda. Hoy sucede algo parecido. Veamos el ejemplo de un hermano que enviudó y pasó por otras situaciones difíciles. Él dijo: “Aprendí que no podemos escoger nuestras pruebas, ni cuándo ocurrirán ni con qué frecuencia. Para mí, la oración y el estudio personal han sido como un chaleco salvavidas que me ha ayudado a mantenerme a flote. Además, el apoyo de mis hermanos espirituales me ha consolado mucho”. Y añadió: “Me he dado cuenta de lo importante que es cultivar una buena amistad con Jehová antes de que surjan las situaciones difíciles”.
14 Aarón y Hur fortalecieron las manos de Moisés cuando las sostuvieron durante la batalla contra los amalequitas. Nosotros también podemos buscar maneras de fortalecer y ayudar a otros. Por ejemplo, podemos fortalecer a los hermanos que sufren por la edad avanzada, los problemas de salud, la persecución de la familia, la soledad o la muerte de algún ser querido. También podemos fortalecer a los jóvenes, porque a menudo los presionan para hacer cosas malas o para que triunfen en este mundo (1 Tesalonicenses 3:1-3; 5:11, 14). Busquemos formas de interesarnos de corazón por los demás cuando estemos en el Salón del Reino, en la predicación, en una comida juntos o cuando los llamemos por teléfono.
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(Hebreos 12:12-13) 12 Por lo tanto, enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, 13 y sigan haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no se descoyunte, sino que, más bien, sea sanado.
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(1 Tesalonicenses 3:1-3) 3 Por eso, cuando ya no pudimos soportarlo más, nos pareció bien el que se nos dejara solos en Atenas; 2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y ministro de Dios en las buenas nuevas acerca del Cristo, para hacerlos firmes y consolarlos para el bien de su fe, 3 para que nadie se dejara mover por estas tribulaciones. Porque ustedes mismos saben que a esto mismo estamos designados.
(1 Tesalonicenses 5:11) 11 Por lo tanto, sigan consolándose unos a otros y edificándose unos a otros, así como de hecho lo están haciendo.
(1 Tesalonicenses 5:14) 14 Por otra parte, los exhortamos, hermanos: amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, den su apoyo a los débiles, tengan gran paciencia para con todos.
15. ¿Qué efecto pueden tener unas palabras positivas en nuestros hermanos?
RESPUESTA: Después de la gran victoria de Asá sobre el enorme ejército etíope, el profeta Azarías los animó a él y a su pueblo con las palabras registradas en 2 Crónicas 15:7 Gracias a este ánimo, Asá hizo muchos cambios para que el pueblo le sirviera a Jehová de la manera correcta. De modo parecido, nuestras palabras positivas pueden animar a otros y ayudarlos a seguir sirviéndole a Jehová (Proverbios 15:23). Y nunca olvidemos que nuestros comentarios animadores durante las reuniones también fortalecen a nuestros hermanos.
15 Después de la aplastante victoria de Asá, el profeta Azarías los animó a él y al pueblo con estas palabras: “Sean animosos y no dejen caer las manos, porque existe un galardón para su actividad” (2 Crón. 15:7). Esto motivó a Asá a hacer muchos cambios para restaurar la adoración verdadera. Igualmente, nuestras palabras de ánimo pueden tener un profundo efecto en otras personas; podrían ayudarlas a hacer más en el servicio a Jehová (Prov. 15:23). Y nunca olvidemos cuánto podemos fortalecer a los demás levantando la mano en las reuniones y dando comentarios edificantes.
LENGUAJE SENCILLO: 15 Después de la gran victoria de Asá sobre el enorme ejército etíope, el profeta Azarías los animó a él y a su pueblo con estas palabras: “Sean animosos y no dejen caer las manos, porque existe un galardón para su actividad” (2 Crónicas 15:7). Gracias a este ánimo, Asá hizo muchos cambios para que el pueblo le sirviera a Jehová de la manera correcta. De modo parecido, nuestras palabras positivas pueden animar a otros y ayudarlos a seguir sirviéndole a Jehová (Proverbios 15:23). Y nunca olvidemos que nuestros comentarios animadores durante las reuniones también fortalecen a nuestros hermanos.
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(2 Crónicas 15:7) 7 Y ustedes, sean animosos y no dejen caer las manos, porque existe un galardón para su actividad”.
(Proverbios 15:23) 23 El hombre tiene regocijo en la respuesta de su boca, y una palabra a su tiempo apropiado, ¡oh, cuán buena es!
16. a) ¿Cómo pueden los ancianos fortalecer las manos de otros tal como hizo Nehemías? b) ¿Cómo lo han ayudado a usted los hermanos? Ponga un ejemplo.
RESPUESTA a): Hoy día, muchos ancianos copian el ejemplo de Nehemías ayudando en obras de construcción o en la limpieza y mantenimiento del Salón del Reino. Por el amor que les tienen a sus hermanos, estos hombres también fortalecen a los que están pasando por problemas visitándolos o predicando con ellos (Isaías 35:3, 4).
RESPUESTA b): (personal)
16 Con la ayuda de Jehová, Nehemías y los que estaban con él “fortalecieron sus manos para la buena obra”. ¿El resultado? Construyeron los muros de Jerusalén en tan solo cincuenta y dos días (Neh. 2:18; 6:15, 16). Nehemías no se limitó a supervisar la obra. Participó personalmente en la reconstrucción de las murallas (Neh. 5:16). Muchos ancianos entregados han imitado a Nehemías al colaborar en la construcción de los edificios que usamos para servir a Dios o al limpiar y mantener el Salón del Reino. Además, predican con sus hermanos y les hacen visitas de pastoreo. Así, fortalecen las manos débiles de los que “están ansiosos de corazón” (lea Isaías 35:3, 4).
LENGUAJE SENCILLO: 16 Con la ayuda de Jehová, Nehemías y los judíos fortalecieron sus manos para el trabajo que tenían que hacer. Lograron reconstruir las murallas de Jerusalén en tan solo 52 días (Nehemías 2:18; 6:15, 16). Pero Nehemías no se quedó mirando mientras otros trabajaban. Él mismo puso manos a la obra (Nehemías 5:16). Hoy día, muchos ancianos copian el ejemplo de Nehemías ayudando en obras de construcción o en la limpieza y mantenimiento del Salón del Reino. Por el amor que les tienen a sus hermanos, estos hombres también fortalecen a los que están pasando por problemas visitándolos o predicando con ellos (lea Isaías 35:3, 4).
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(Nehemías 2:18) 18 Y pasé a informarles acerca de la mano de mi Dios, cómo era buena sobre mí, y también de las palabras del rey, que él me había dicho. Ante esto, dijeron: “Levantémonos, y tenemos que edificar”. De manera que fortalecieron sus manos para la buena obra.
(Nehemías 6:15-16) 15 Por fin el muro quedó completo el [día] veinticinco de Elul, en cincuenta y dos días. 16 Y aconteció que, tan pronto como todos nuestros enemigos [lo] oyeron y todas las naciones que estaban en derredor de nosotros llegaron a verlo, en seguida decayeron mucho a sus propios ojos, y llegaron a conocer que de parte de nuestro Dios esta obra se había hecho.
(Nehemías 5:16) 16 Y, lo que es más, tomé parte en el trabajo de este muro, y ni un solo campo adquirimos nosotros; y a todos mis servidores se les juntó allí para la obra.
(Isaías 35:3-4) 3 Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes. 4 Digan a los que están ansiosos de corazón: “Sean fuertes. No tengan miedo. ¡Miren! Su propio Dios vendrá con venganza misma, Dios aun con un pago. Él mismo vendrá y los salvará”.
NO DEJEMOS CAER LAS MANOS
17, 18. Cuando nos enfrentemos a problemas o estemos ansiosos, ¿de qué podemos estar seguros?
RESPUESTA: Cuando tengamos problemas y nos sintamos angustiados, no dejemos caer las manos. Podemos estar seguros de que si le pedimos ayuda a Jehová, su mano poderosa nos fortalecerá y muy pronto nos permitirá recibir las bendiciones del Reino (Salmo 73:23, 24).
17 Trabajar al lado de los hermanos nos une más a ellos. Hacemos amigos para toda la vida, y crece tanto su fe como la nuestra en las bendiciones que traerá el Reino de Dios. Cuando fortalecemos las manos de otros, los ayudamos a luchar con las circunstancias que los desaniman y a mantener su esperanza para el futuro. Por otra parte, hacer eso por los demás nos ayuda a estar convencidos de que recibiremos lo que Dios tiene preparado para nosotros. Así es, nuestras manos también se fortalecen.
18 Cuando reflexionamos en todas las ocasiones en las que Jehová apoyó y protegió a sus siervos fieles del pasado, se fortalece nuestra fe y confianza en él. Por eso, si estamos bajo presión o nos enfrentamos a problemas, no dejemos caer las manos. Más bien, acudamos a Jehová en oración y permitamos que su poderosa mano nos fortalezca y nos conduzca hacia las bendiciones del Reino (Sal. 73:23, 24).
LENGUAJE SENCILLO: 17 Trabajar con nuestros hermanos nos ayuda a estar más unidos y a tener amistades duraderas. También nos da más confianza en las bendiciones que Dios pronto nos dará mediante su Reino. Cuando fortalecemos las manos de otros, los ayudamos a aguantar los problemas y a ver el futuro de forma positiva. Al mismo tiempo, eso fortalece nuestras manos y nos ayuda a concentrarnos en el futuro.
18 Cuando pensamos en cómo Jehová ayudó y protegió a sus siervos fieles del pasado, nuestra fe en él se hace más fuerte. Por eso, cuando tengamos problemas y nos sintamos angustiados, no dejemos caer las manos. Podemos estar seguros de que si le pedimos ayuda a Jehová, su mano poderosa nos fortalecerá y muy pronto nos permitirá recibir las bendiciones del Reino (Salmo 73:23, 24).
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(Salmos 73:23-24) 23 Pero constantemente estoy contigo; tú me has asido de la mano derecha. 24 Con tu consejo me guiarás, y después me llevarás aun a la gloria.
¿QUÉ SIGNIFICA?
“La mano de Jehová”: La Biblia usa la palabra mano para referirse a distintas cosas. Por ejemplo, cuando usa la expresión “la mano de Jehová”, a menudo se refiere al poder de Dios. Jehová usa su poder para ayudar a sus siervos y vencer a sus enemigos.
¿CUÁL SERÍA SU RESPUESTA?
¿Cómo fortaleció Jehová las manos de Moisés, Asá y Nehemías? (6, 7) Así que Aarón y Hur ayudaron rápido a Moisés. La Biblia dice: “Tomaron una piedra y se la pusieron debajo, y él se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de este lado y el otro de aquel lado, de modo que sus manos se mantuvieron firmes hasta que se puso el sol”. Al final, los israelitas consiguieron la victoria gracias a la poderosa mano de Dios (Éxodo 17:8-13). (8) El rey Asá de inmediato le pidió ayuda a Jehová. Cualquier militar habría dicho que era imposible ganarle al ejército etíope. Pero la Biblia dice que “para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:26). Dios usó su gran poder y “derrotó a los etíopes delante de Asá”. Y este rey le sirvió de todo corazón a Jehová durante toda su vida (2 Crónicas 14:8-13; 1 Reyes 15:14). (9) Jehová respondió a la sincera súplica de Nehemías y utilizó su “gran poder” y su “mano fuerte” para fortalecer las manos de su pueblo.
¿Cómo nos fortalece Jehová las manos hoy? (10, 11) Jehová nos fortalece con su espíritu santo (1 Crónicas 29:12). Si queremos luchar contra Satanás y su mundo, es muy importante que le pidamos espíritu santo a Dios (Salmo 18:39; 1 Corintios 10:13). Jehová también nos fortalece con su Palabra, y lo agradecemos mucho. Además, pensemos en todo lo que aprendemos cada mes en nuestras publicaciones. Y recordemos lo que dice Zacarías 8:9, 13. Estas palabras se dijeron mientras se reconstruía el templo de Jerusalén, pero todavía pueden darnos ánimo. Jehová también nos fortalece con las reuniones, las asambleas y las escuelas teocráticas. Lo que allí aprendemos nos ayuda a servirle con el motivo correcto, a ponernos metas y a atender nuestras responsabilidades cristianas (Salmo 119:32).
¿Qué cosas prácticas podemos hacer para fortalecer las manos de nuestros hermanos? (13, 14) Por ejemplo, podemos fortalecer a los hermanos que sufren por la edad avanzada, los problemas de salud, la persecución de la familia, la soledad o la muerte de algún ser querido. También podemos fortalecer a los jóvenes, porque a menudo los presionan para hacer cosas malas o para que triunfen en este mundo (1 Tesalonicenses 3:1-3; 5:11, 14). Busquemos maneras de mostrar interés sincero por los demás en el Salón del Reino, en la predicación, al compartir una comida o al hablar por teléfono.