Sl 39:1, 2. ¿Cómo podemos vigilar lo que decimos? (w09 15/5 pág. 4 párr. 5; w06 15/5 pág. 20 párr. 12).
w09 15/5 pág. 4 párr. 5;
Cuando nos hallamos ante personas que no obedecen a Jehová, lo más prudente es tener cuidado con lo que decimos. Por eso, si al participar en el ministerio nos encontramos con personas que se burlan de nosotros, el silencio bien puede ser la mejor respuesta. Además, si nuestros compañeros de clase o de trabajo cuentan chistes subidos de tono o emplean lenguaje vulgar, lo mejor sería quedarnos callados para no dar la impresión de que aprobamos lo que están haciendo (Efe. 5:3). El salmista escribió: “Pondré un bozal, sí, como guardia para mi propia boca, mientras esté alguien inicuo enfrente de mí” (Sal. 39:1).
w06 15/5 pág. 20 párr. 12
39:1, 2. Cuando las personas malvadas tratan de sonsacarnos información para perjudicar a nuestros hermanos, nosotros ‘pondremos un bozal como guardia para nuestra propia boca’ y nos mantendremos callados.
Sl 41:9. ¿Cómo hizo suyas Jesús estas palabras de David? (w11 15/8 pág. 13 párr. 5; w08 15/9 pág. 5 párr. 11).
w11 15/8 pág. 13 párr. 5
5 Sufriría la traición de un amigo. El Mesías haría suyas estas palabras de una profecía de David: “El hombre que estaba en paz conmigo, en quien yo confiaba, que estaba comiendo mi pan, ha engrandecido [o levantado] contra mí su talón [para hacerme caer]” (Sal. 41:9). Comer pan con una persona era considerado una muestra de amistad (Gén. 31:54). Por tanto, la profecía de David habla de un mal amigo, un traidor de la peor clase. Jesús mismo indicó cómo se cumpliría esa predicción cuando les dijo a sus apóstoles que iba a ser traicionado: “No hablo de todos ustedes; yo conozco a los que he escogido. Mas es para que se cumpla la Escritura: ‘El que comía de mi pan ha alzado contra mí su talón’” (Juan 13:18). Como bien sabemos, Cristo se refería con este comentario a la traición de Judas Iscariote.
w08 15/9 pág. 5 párr. 11
11 Por ejemplo, David habla de la traición de un amigo íntimo, de alguien que comía pan con él (versículo 9). Esto nos recuerda a Ahitofel, el consejero de confianza que lo traicionó y decidió sumarse a la rebelión de Absalón (2 Sam. 15:31; 16:15). ¿Podemos imaginarnos cómo se sentiría el rey David estando en cama, sin fuerzas para levantarse, rodeado de conspiradores que deseaban su muerte para llevar a cabo sus perversos planes? (Versículo 5.)