PEDRO
No lo vencieron sus dudas y temores
1-3. ¿Qué acontecimiento extraordinario había presenciado Pedro ese día, y a qué difícil noche se enfrentó?
RESPUESTA: En aquél día, ellos habían visto a Jesús alimentar a miles de personas hambrientas con apenas algunos panes y peces. La reacción del pueblo fue intentar hacerlo rey, pero él no quería tener nada que ver con la política. La luna, casi llena, estaba justo arriba en el cielo cuando los discípulos partieron, ahora se dirigieron lentamente en dirección al horizonte. Pero ellos solo habían conseguido navegar algunos kilómetros. Por causa del cansancio y de la agitación del viento y de las olas, era difícil conversar. Es probable que Pedro estuviera pensativo.
PEDRO rema con todas sus fuerzas en medio de la oscuridad que cubre el mar de Galilea. De repente ve un ligero resplandor a lo lejos. ¿Será que al fin va a amanecer? Las olas chocan violentamente contra la barca. El fuerte viento que azota su cara ha despertado la furia del mar. Empapado y con el cuerpo adolorido, Pedro sigue remando sin descanso.
2 Aunque hay otros discípulos junto a él en la barca, Jesús no está con ellos, pues se quedó en la costa. Ese mismo día, habían presenciado cómo su Maestro multiplicaba unos cuantos panes y pescados para alimentar a miles de personas. Como resultado, la gente quiso hacerlo rey. Sin embargo, él estaba decidido a no involucrarse en asuntos políticos y quería enseñarles a sus discípulos a hacer lo mismo. De modo que se escabulló de la multitud y les ordenó a sus apóstoles que se fueran en la barca a la ribera opuesta. Mientras tanto, él se iría a una montaña para orar a solas (Mar. 6:35-45; lea Juan 6:14-17).
3 Cuando los discípulos salieron, la luna —casi llena— estaba en lo alto del firmamento, pero ahora ya va desapareciendo por el oeste. Con todo, solo han logrado avanzar unos pocos kilómetros. Volcados en su lucha contra el mar y ensordecidos por el estruendo del viento y las olas, apenas pueden hablar entre ellos. Así que es muy probable que Pedro esté inmerso en sus pensamientos.
Párrafo 2
(Marcos 6:35-45) Para entonces la hora se había hecho tarde, y sus discípulos se le acercaron y se pusieron a decirle: “El lugar es aislado, y la hora es ya muy avanzada. 36 Despídelos para que se vayan a la región rural y a las aldeas de alrededor y se compren algo de comer”. 37 Él, respondiendo, les dijo: “Denles ustedes de comer”. Entonces ellos le dijeron: “¿Nos iremos y compraremos doscientos denarios de panes y se [los] daremos a comer?”. 38 Les dijo: “¿Cuántos panes tienen? ¡Vayan a ver!”. Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco, además de dos pescados”. 39 Y mandó que toda la gente se reclinara por compañías sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron en grupos de a ciento y de a cincuenta. 41 Entonces, tomando los cinco panes y los dos pescados, él miró al cielo y dijo una bendición, y partió los panes e iba dándolos a los discípulos para que los pusieran delante de la gente; y dividió los dos pescados para todos. 42 De modo que todos comieron y quedaron satisfechos; 43 y recogieron los trozos: doce cestas llenas, aparte de los pescados. 44 Además, los que comieron de los panes fueron cinco mil varones. 45 Y, sin demora, él obligó a sus discípulos a subir a la barca e ir adelante a la ribera opuesta hacia Betsaida, en tanto que él mismo despedía a la muchedumbre.
(Juan 6:14-17) Por consiguiente, cuando los hombres vieron las señales que él ejecutó, empezaron a decir: “Con certeza este es el profeta que había de venir al mundo”. 15 Por lo tanto, Jesús, sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo. 16 Al anochecer, sus discípulos bajaron al mar, 17 y, subiendo a una barca, se pusieron a cruzar el mar en dirección a Capernaum. Pues bien, ya había oscurecido, y Jesús aún no había venido a ellos.
Aunque en los pasados dos años ya ha aprendido mucho con Jesús, a Pedro le queda un largo camino por recorrer
4. ¿Por qué es Pedro un sobresaliente ejemplo para nosotros?
RESPUESTA: Su voluntad de luchar contra los obstáculos como el miedo y las dudas, hacen de él un ejemplo notable para imitar.
4 De seguro, Pedro tiene bastante en que pensar. Ya han pasado más de dos años desde que conoció a Jesús de Nazaret y, a decir verdad, han sido años muy intensos. Aunque ha aprendido mucho, sabe que aún le queda un largo camino por recorrer. Desea llegar a ser un excelente discípulo de Cristo, y es precisamente ese deseo de mejorar, de vencer obstáculos como las dudas y temores, lo que lo convierte en un sobresaliente ejemplo para nosotros. A continuación profundizaremos en esta faceta de su personalidad.
“Hemos hallado al Mesías”
5, 6. ¿Cómo era la vida de Pedro?
RESPUESTA: Pedro vivía en Capernaum, una ciudad al lado de un lago de agua dulce llamado mar de Galilea. Él y Andrés eran socios de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, en el oficio de la pesca. Pedro vivía con su esposa, su suegra y su hermano, Andrés. Sustentar una familia así con la pesca seguramente exigía trabajo arduo, energía y creatividad. También podemos imaginar las arduas horas de trabajo de día, separando y vendiendo los peces, dando mantenimiento a las redes y limpiándolas.
5 Pedro jamás olvidaría el día en que conoció a Jesús. Fue Andrés, su hermano, quien le dio la sorprendente noticia: “Hemos hallado al Mesías”. Poco se imaginaba cuánto cambiaría su vida a partir de ese momento (Juan 1:41).
6 Pedro vivía en Capernaum, ciudad situada en la costa norte del mar de Galilea, un enorme lago de agua dulce. Andrés y él tenían un negocio de pesca con Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. En la casa de Pedro y su esposa vivían también su suegra y Andrés. Para mantener a su familia, los pescadores tenían que ser hombres fuertes, trabajadores y diestros. No era raro que pasaran largas noches en el mar, echando y recogiendo las redes entre dos barcas para sacar los peces que pudieran encontrar. Su jornada continuaba por la mañana, pues entonces tenían que clasificar y vender los peces, así como limpiar las redes y remendarlas.
Párrafo 5
(Juan 1:41) Primero halló este a su propio hermano, Simón, y le dijo: “Hemos hallado al Mesías” (que, traducido, significa Cristo).
7. ¿Qué noticia llegó a oídos de Pedro, y por qué era tan emocionante?
RESPUESTA: Un día, Andrés vio a Juan apuntar hacia Jesús de Nazaret y decir: "Miren, el cordero de Dios". Andrés inmediatamente se hizo seguidor de Jesús y tan pronto como pudo llevó esta noticia emocionante a Pedro: ¡el Mesías había llegado! Después de la rebelión en Edén, unos cuatro mil años antes, Jehová Dios prometió que alguien especial vendría para dar una esperanza verdadera a la humanidad. Andrés había conocido a ese Rescatador, el propio Mesías.
7 La Biblia explica cómo Pedro llegó a convertirse en seguidor de Jesús. Indica que su hermano Andrés era discípulo de Juan el Bautista, por lo que es posible que Pedro escuchara con mucho interés todo lo que su hermano le contaba sobre Juan. Cierto día, Andrés fue testigo de un acontecimiento singular. Señalando a Jesús de Nazaret, Juan dijo estas palabras: “¡Miren, el Cordero de Dios!”. Enseguida, Andrés se hizo seguidor de Jesús y, lleno de emoción, fue a buscar a Pedro para anunciarle que por fin había llegado el Mesías (Juan 1:35-41). Unos cuatro mil años antes, cuando se produjo la rebelión en el jardín de Edén, Jehová había prometido que enviaría a alguien especial que brindaría a la humanidad la esperanza de salvarse (Gén. 3:15). Y era precisamente a este Salvador, el Mesías prometido, a quien Andrés acababa de conocer. Cuando Pedro se enteró, fue corriendo a su encuentro.
Párrafo 7
(Juan 1:35-41) De nuevo, al día siguiente, Juan estaba de pie con dos de sus discípulos, 36 y al mirar a Jesús que iba andando, dijo: “¡Miren, el Cordero de Dios!”. 37 Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús. 38 Entonces Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Rabí (que, traducido, significa Maestro), ¿dónde estás alojado?”. 39 Les dijo: “Vengan, y verán”. Por lo tanto, fueron y vieron dónde estaba alojado, y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. 40 Andrés el hermano de Simón Pedro era uno de los dos que oyeron lo que Juan dijo y siguieron a [Jesús]. 41 Primero halló este a su propio hermano, Simón, y le dijo: “Hemos hallado al Mesías” (que, traducido, significa Cristo).
(Génesis 3:15) Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
8. ¿Qué significa el nombre que Jesús le puso a Pedro, y por qué consideran algunas personas que ese nombre no era apropiado para él?
RESPUESTA: "Cefas" es una palabra que significa "piedra" o "roca". Esas palabras de Jesús seguramente eran proféticas. Jesús previó que Pedro sería como una roca, una influencia estable, firme y confiable entre los seguidores de Cristo. Algunos lectores de los evangelios hoy no piensan que Pedro fuera como una roca. Basándose en el relato bíblico, algunos dicen que parecía ser inestable, inconstante e indeciso.
8 Hasta entonces, el nombre con el que se conocía a Pedro era Simón, o Symeón. Ahora bien, la primera vez que Jesús lo vio, le dijo: “‘Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas’ (que se traduce Pedro)” (Juan 1:42). Todo parece indicar que Jesús le puso de manera profética el nombre “Cefas”, una palabra que significa “piedra” o “roca”. Seguramente vio en Pedro a un hombre que llegaría a ser como una roca: alguien firme y confiable que ejercería una influencia estabilizadora en la congregación cristiana. Pero ¿tenía Pedro ese concepto de sí mismo? Es poco probable. De hecho, tras leer los Evangelios, muchas personas opinan que no reflejó esas cualidades. Incluso hay quienes piensan que, según lo describe la Biblia, más bien parece un hombre inseguro, inestable e indeciso.
Párrafo 8
(Juan 1:42) Lo condujo a Jesús. Cuando Jesús lo miró, dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas” (que se traduce Pedro).
9. ¿En qué se fijan Jehová y Jesús, y por qué debemos confiar en el modo en que nos ven?
RESPUESTA: Jehová y Jesús siempre buscan lo que es bueno en las personas. Jesús vio un buen potencial en Pedro y lo ayudó a progresar. Tal vez sea difícil creer que haya cosas buenas en nosotros en las que ellos se fijen. Sin embargo, necesitamos confiar en el punto de vista de ellos y estar dispuestos a ser entrenados y moldeados así como Pedro.
9 Por supuesto, Jesús sabía muy bien que Pedro tenía sus defectos. Sin embargo, imitando a su Padre, él siempre se fijaba en lo mejor de las personas. Por eso vio que Pedro tenía mucho potencial y quería ayudarle a ir puliendo sus cualidades. En la actualidad, Jehová y Jesús también se concentran en nuestras virtudes. Pero ¿y si nos cuesta creer que puedan hallar algo bueno en nosotros? En tal caso, tenemos que confiar en el modo en que ellos nos ven y dejarnos enseñar y moldear como lo hizo Pedro (lea 1 Juan 3:19, 20).
Párrafo 9
(1 Juan 3:19, 20) En esto conoceremos que nos originamos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de él 20 respecto a cualquier cosa en que nos condene nuestro corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas.
“Deja de tener miedo”
10. ¿Qué sucesos presenció Pedro, pero a qué actividad regresó?
RESPUESTA: Es probable que Pedro haya acompañado a Jesús por un tiempo en el viaje de predicación que siguió. Por eso, tal vez haya visto a Jesús realizar su primer milagro: transformar agua en vino en una boda en Caná. Más importante aún, escuchó el maravilloso mensaje y lleno de esperanza de Jesús respecto al Reino de Dios. A pesar de eso, quizá no queriendo, dejó a Jesús y regresó a su actividad de la pesca.
10 Después de conocer a Jesús, parece que Pedro viajó con él durante parte de su ministerio. Así que posiblemente presenció su primer milagro, que tuvo lugar cuando convirtió el agua en vino durante un banquete de bodas en Caná. Más importante aún, escuchó de boca de Jesús el maravilloso mensaje sobre el Reino de Dios. Pero luego partió de su lado y regresó a su negocio de pesca. Meses más tarde, sin embargo, Pedro volvió a encontrarse con Jesús y, en esa ocasión, este le hizo una invitación especial: que dedicara su vida y energías a ser su discípulo.
11, 12. a) ¿Cómo le había ido a Pedro esa noche en la pesca? b) Mientras escuchaba a Jesús, ¿qué preguntas probablemente se hacía Pedro?
RESPUESTA A): Pedro había tenido una pésima noche de trabajo. Los pescadores habían bajado sus redes vez tras vez, pero ellas siempre regresaban vacías. Seguramente, Pedro usó toda su experiencia y habilidad en esa situación, intentando en varios puntos del lago para encontrar el lugar donde los peces se alimentan. Sin duda, había momentos en que él, así como muchos otros pescadores, deseaban poder ver a través de las aguas turbias y hallar los bancos de peces o de alguna forma hacerlos entrar en las redes.
RESPUESTA B): Es cierto que sería un gran privilegio ayudar a Jesús a divulgar ese mensaje de esperanza por toda aquella región. Pero, ¿será que Pedro estaba en condiciones de hacer eso? ¿Como sustentaría a su familia?
11 La noche antes de encontrarse de nuevo con Jesús, a Pedro no le había ido nada bien en la pesca. Él y sus compañeros habían estado echando las redes al mar y recogiéndolas vacías una y otra vez. ¿Dónde estaban los peces? Con toda la práctica y experiencia que Pedro poseía, de seguro había probado en varias zonas del lago. Como todo pescador frustrado, quizá deseara poder ver a través de las turbias aguas para encontrar los bancos de peces y, de algún modo, atraerlos hacia las redes. Desde luego, pensar en eso únicamente lo habría desanimado más. Y es que no pescaba por placer: lo hacía para mantener a su familia. Al final, dándose por vencido, regresó a tierra con las manos vacías y se puso a limpiar las redes. De hecho, esa era la tarea en la que estaba enfrascado cuando llegó Jesús.
Pedro podía pasar horas oyendo hablar a Jesús sobre el Reino de Dios, el tema principal de su predicación
12 Con Jesús venía una multitud que anhelaba oír sus enseñanzas. Como la gente se amontonaba a su alrededor, se subió a la barca de Pedro y le pidió que se alejara un poco de la orilla. Desde allí, su voz se oiría con más claridad gracias a la acústica del agua. Al igual que los que estaban en tierra, Pedro lo escuchaba fascinado. Podía pasarse horas y horas oyéndolo hablar sobre el Reino de Dios, el tema principal de su predicación. ¡Qué privilegio sería colaborar con Cristo en difundir por todas partes este mensaje de esperanza! Pero ¿era realista siquiera planteárselo? ¿Cómo haría para mantener a su familia? Quizá recordara lo mal que le había ido en la pesca la noche anterior (Luc. 5:1-3).
Párrafo 12
(Lucas 5:1-3) En cierta ocasión, cuando la muchedumbre se agolpaba sobre él y escuchaba la palabra de Dios, él estaba de pie junto al lago de Genesaret. 2 Y vio dos barcas atracadas al borde del lago, pero los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le pidió que se apartara un poco de la tierra. Entonces se sentó, y desde la barca se puso a enseñar a las muchedumbres.